Quizas un día te sorprenda, tirando piedritas en tu ventana, para que la abras y nos encontremos de nuevo como dos gatos.
Quedaron por algún lado suspendidos, mis ojos gatunos y quizás algún día encuentres restos de mi pelo en tu cama.
Es un momento único cuando dos felinos se reconocen y aun así, independientes, solamente se rozan por un rato. Todavía quedan rastros de tus huellas en mi cuerpo y en mis uñas hay pedacitos de tu piel.
No son mis garras las que te atrapan, tu mundo gira aunque yo no este.
Es un momento único cuando dos felinos se reconocen y aún así, independientes, no se vuelven a ver.
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