Me preguntan quién soy y no quiero mentirles.
Soy el disco de Ella Fitzgerald sonando en el pasillo, el seguidor que ciega los ojos, el maquillaje rasgado.
Tengo en mi equipaje clases de jazz, tap, ballet- algunos mejor logrados que otros- Pero todavía laten los zapatos enchapados esperando volver a empezar.
Soy un montón de libros leídos y un montón que quedan por leer (una pila de historias tan mías como de otros). Algunas líneas no se borran y andan como reptiles (serpentando) por mi mente.
Soy los vestidos de Scarlett O´hara y algo de sus caprichos también. Soy el desayuno en Tiffanys, el cafecito de la esquina, la caminata con mi perra, la culpa por el museo que no llegue a ver.
Londres me recibió varios meses para entrenarme en el Arte Isabelino, me dejo un cuerpo lleno de gotas, restos de galletitas de manteca en mi almohada, Ópera cada mañana, Clair Debussy por aprender. Pude cantar, interpretar, audicionar, engordar. Conocí gente abierta, cuadrada, rectángular, picuda, talentosa y valiente.
En mi casa soy alegre. Abro las ventana y se ventila mi alma- abro el placard y me invade un ejército de zapatos- En la calle, me consume el espacio, me atrapa- me entrego a las vidrieras, los balcones me hacen soñar. Invento historias con cada textura, cada color- no hay límite para tanta magia.
Vestidos y zapatos; vestidos y zapatos; vestidos y zapatos- ¡siempre inventando formas para pagarlos!
Vestidos y zapatos; vestidos y zapatos; vestidos y zapatos- ¡siempre inventando formas para pagarlos!
Enamoradiza. Violentamente soñadora. ¿Número de novios? Suficientes.
Soy inquieta, enemiga de la rutina, un poco soberbia, fría con quien no me da confianza, y cálida con quien me abre su corazón. Guardo algunos secretos en los ojos, pero puedo dar vuelta una página sin drama aparente. Me gustan las sonrisas cuando son frescas y tengo ánimo para expresarme en 100 vidas más.
Me gusta la poesía porque me llena de luces y sombras y deja traslúcido todo lo que hay de “verdad”. Amo las personas que ven más allá, las sensitivas, las que hablan menos y miran más.
Puedo cantar- pero son en realidad las notas las que realmente me conmueven. La sumatoria de notas exactamente diagramadas, llenas de bemoles, dramatizadas, preparadas para llegar a la Piazza de Venecia sin pagar pasaje de avión. ¡Esas!
Puedo escribir- pero son en realidad las palabras las que me invaden, perdiendo siempre esa guerra. Vienen a dictarme un no sé qué, ni cuándo, ni para quién, ni cómo. Adeudo rodearlas por una canción- quizás así su invasión finalmente plante bandera.
Soy la ranchera desgarrada que mi Madre me enseñó a valorar. México colorido que siento propio. Tierra que no me canso de visitar. Soy pariente de un Ecuador amigable que solo me regaló piropos y sonrisas. Un segundo hogar. Amante del aire que me lleva siempre más allá, la ruta incansable de conocer más y más. Soy el repertorio extendido desde la pampa hasta tu mar.
Toquetona, mirona, juguetona, coqueta, corporalmente expresiva, pícara. Excesivamente sonriente, intolerante a la incomodidad, algo solitaria, temerosa y frágil. En extremo mundana, en extremo etérea, sin lugar.
Soy la que intenta entender cómo construir un mundo mejor. La que espera llevar comida/arte a los que no lo saborean/sienten. Soy la búsqueda, la carta de la Estrella- suertuda y humilde arrodillada vertiendo a la tierra, toda esa agua que es y tiene.- y que de otra manera solo la podría ahogar.
Soy ese objetivo que veo al final del camino, y ese vacío en el mismo lugar.
Soy.
Idola!!!! acabo de leer esto, me encantó! Escribís como sos: cantarina, armoniosa, poética y divertida. Me encanta que te conozcas tan bien como para no errarle un ápice a todo lo que decís sobre vos (no es nada fácil). Me encanta tu transparencia y autenticidad. Si otros lo interpretan de otra forma allá ellos porque lo que transmitís no es ni más ni menos que lo que sos!!(grosa y notoriamente fuera de lo común)
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